lunes, 13 de mayo de 2013

RIO GUADALENTIN - VADO CARRETAS

RIO GUADALENTÍN

Fecha: 5-5-13

Siempre me ha resultado gracioso que las veces que he ido  a andar por el río Guadalentín o alrededores, en Cazorla, algunos de los amigos o grupos con los que he ido, me planteen la duda si es el río Guadalentín que pasa por Lorca y que cuando llega a Murcia se le conoce como el Reguerón. Desde luego me quedo sorprendido. Si esto fuera así, se acababa la sequía en la cuenca del Segura. Al principio respondo con una sonrisa y posteriormente con una explicación convincente, pero para mis adentros me pregunto muchas veces si la gente generalmente sabe de donde viene y si sabe a donde va.
El rió Guadalentín esta contemplado como zona de máxima protección medioambiental dentro del parque de Cazorla, Segura y las Villas. Posiblemente cada vez restrinjan más los accesos y nos sea imposible algún día visitarlo, cosa que jamás entenderé, sobre todo a los que practicamos montañismo desde hace muchos años y que, indudablemente, somos los más interesados en su conservación.
La ruta comienza, como tantas otras por esta zona, en la cola del Embalse de la Bolera, en el archiconocido Cortijo de los Llanos del Molino y no del Molinillo, como así nos lo hizo saber su dueño, Diego. Nos contó que antiguamente había, antes de que hicieran el embalse, un molinillo y una pequeña fábrica de luz justo en el cauce del Guadalentín pero que quedo anegado una vez entro en funcionamiento dicha presa. 
Empezamos a andar por la pista balizada que sale desde la parte de atrás del cortijo obviando una desviación a nuestra izquierda que nos lleva hacia el Calar de Juana.


La pista va paralela al embalse hasta llegar a la cerrada de la Herradura, que cruzamos para coger la senda que nos lleva a la Cañada del Mesto. En épocas de sequía, se puede ver un puente en el lecho del embalse, el cual me da la impresión que sería el antiguo acceso a la Cañada del Mesto desde el Cortijo antes de que hicieran el embalse.


Una vez que hayamos llegado al inicio de la Cañada, en vez de seguir por la pista, cogeremos una senda que nos sale a nuestra izquierda, bien marcada por hitos que nos llevará sin ganar ni perder altura hacia el río Guadalentín.


Esta senda la recordaba hace ya algunos años mucho más perdida  que cuando la hice esta última vez. Avanza manteniendo la cota entre el río a nuestra izquierda y las paredes del Puntal de Ana Maria primero y del Raso del Peral después a nuestra derecha. Tiene ligera tendencia a subir hasta situarse debajo del Raso del Peral, donde si estamos atentos se intuye una senda que debe de bajar desde el Cortijo que hay arriba.  A partir de ese punto, la senda cae de manera espectacular al cauce del río, en la zona conocida como el Charco de las Truchas el cual vadearemos para situarnos en la otra orilla, ya que por el lado que vamos, unas paredes nos impiden avanzar




Ya situados en la otra orilla, subiremos unos cincuenta metros más o menos para intentar encontrar una senda y avanzar río arriba, manteniendo la altura, hasta llegar a las paredes de la zona conocida como el Blanchón. Este tramo de la senda es el más confuso puesto que algunas veces se avanza sin senda clara, intentado buscar algún paso de animales. Se cruzan dos arroyos y justo cuando llegamos a las paredes, volvemos a bajar al río, para vadearlo por el llamado Charco de Lenguaciervo.
Conforme avanzamos, nos tenemos que fijar que en el otro lado del rió, a la altura de las paredes, vemos unos prados verdes, que es hacía donde nos tendremos que dirigir una vez pasado el río.
Los vadeos del río no presentan ningún problema especial, salvo que el agua está bastante fría, pero son relativamente cómodos de andar.




Una vez llegados de nuevo al lado derecho del río (sentido ascendente), pasaremos unos arbustos para iniciar un fuerte ascenso, casi vertical, hasta situarnos debajo de las paredes que tenemos encima.


Una vez llegados a las paredes, giraremos hacia nuestra izquierda, en dirección al prado que habíamos visto antes desde el otro lado del río. Parece que pudiera ver un acceso directo al Cortijo de los Chanes y el de la Canalilla, que están arriba, pero no. Unas paredes nos impiden el acceso.



Deberemos entonces proseguir por la repisa, que a media ladera va paralela al río Guadalentín para buscar el mejor acceso a la parte superior.



Durante el avance, parece que a nuestra derecha pudieran haber escapes para acceder a la parte de arriba. De hecho, Juan Carlos Garcia Gallego nos comentó que había conseguido desde la repisa, llegar al pequeño encinar que hay justo al lado de los dos cortijos que he mencionado antes. Nosotros proseguimos la marcha hasta encontrar el paso que buscábamos (hitos) que en un "fácil paso por rocas" nos colocó en la parte superior.




La salida por la parte de arriba, nos deja bastante cerca del enorme vallado que rodea el imponente Cortijo de la Paulera, recientemente rehabilitado y que más bien parece un cortijo de lujo.
Al otro lado, tendremos vistas del Raso del Peral y del bosquecillo de encinas que le antecede.


Nos reagrupamos en la pista de la Cañada del Mesto donde una parte del grupo prefirió volverse a los 
coches y otros decidimos acercarnos al no menos impresionante Vado Carretas, lugar idílico donde los haya, que en primavera y sobre todo en otoño, alcanza su máxima expresión.
Para pasar el Guadalentín algunos tuvieron que utilizar este simpático puente para alcanzar la otra orilla y descansar en las verdes praderas del entorno.



Después de tomar algo, decidimos volver hacia los coches por la Cañada del Mesto; tan bonita y a la vez tan pesada de andar porque siempre te pilla de vuelta de algunas de las excursiones que se hacen por la zona y se te hace eterna.




Longitud: 19 kilómetros.
Desnivel: 400 metros
Duración: 7 horas y media.
Track: si.

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