miércoles, 19 de marzo de 2014

PUNTAL DE LA MISA

PUNTAL DE LA MISA (1798 M)

EL EXCELSO MIRADOR

Si hay un lugar imposible, es este. Si hay un lugar inmejorable, es este.

El Puntal de la Misa es el punto culminante del Calar del Cobo. Desde aquí podemos hacernos una visión general del universo segureño. Desde el Banderillas, pasando por el Tornajuelos y el Empanadas, el Almorchón sobre mi querido Pontones, el Yelmo, la Sagra, las Cabras y las Sierras del Noroeste Murciano, el Mentiras y el Calar del Mundo y seguiría hacia el infinito y más allá. Aquí, todas las sierras se nos presentan orgullosas, altivas.

La ruta comienza desde la cortijada del Carrascal, después de pasar la aldea de Las Gorgollitas y justo donde termina la carretera asfaltada en una pequeña replaceta. Las Gorgollitas es la cuna del escritor y jurista andalusí del siglo XII Al-Ferguliti-Ashaguri (el segureño). El inicio es un tanto confuso pues las marcas que aparecen casi borradas y la multitud de senderos la hacen difícil de seguir. La idea es, nada más salir del pueblo, ascender en linea recta sobre la vertical de las casas hasta una antigua era, desde donde ya se observa la marcada vereda que deberemos seguir aunque siempre hay que estar atentos a los hitos y a las marcas semiborradas de PR para no perdernos.


Grupo de casas de Las Gorgollitas.




Poco a poco vamos ganando altura divisándose ya toda la cuerda del Calar del Cobo.


La senda va subiendo por la solana para adentrarse de vez en cuando dentro del pinar. Gana altura para llegar hasta las paredes del Calar donde empieza a discurrir pegadas a ellas en dirección norte hasta alcanzar suavemente la linea divisoria. Bien es cierto que existe algún que otro sendero o rastro que te permite acortar dicha travesía y acceder directamente a lo alto del Calar, pero eso lo dejaremos para otra ocasión.


Vistas del Calar del Cabezo de la Mora desde el Puntal de los Carneros.


Desde el Puntal de los Carneros ya tenemos unas vistas inmejorables de los paredones que anteceden al calar.


Desde aquí, una senda nos lleva suavemente en dirección norte para buscar el paso más "fácil" para acceder a la cuerda.



Alcanzado el calar, nos queda una larga travesía hacia nuestra izquierda entre pastos de altura y rebaños de ovejas. La senda discurre entre dolinas y karts para acercarse sobre la vertiente que da a las Gorgollitas.





Vista de El Carrascal desde lo alto del Calar.



Parte final del Calar, donde ya se puede ver la caseta de vigilancia de incendios y punto culminante de la ruta.




Vistas del Calar de las Pilillas y presa de Anchuricas desde el Puntal de la Misa. Siempre me ha impresionado el color turquesa de las aguas de este embalse. Algunas veces son más azules, otras más verdosas e incluso marrones en épocas de deshielo y avenidas.


Deshacemos el camino de vuelta.



Esos hitos que tanto nos acompañan a los montañeros y que tantas alegrías nos dan cuando vamos perdidos.


El Carrascal en el fondo del abismo. Son casi seiscientos metros verticales.


Bajando por la senda con la cueva de los Anguijones de fondo.


En fin, ruta inexcusable para los habituales de la Sierra, con el premio de unas inmejorables e imborrables vistas.

Longitud: 12 kilómetros.
Desnivel: 600 metros.
Duración: cinco horas y cuarto y lo que uno quiera.
Track: si.

CALAR DE LAS PILILLAS - MAJALÓN

CALAR DE LAS PILILLAS - MAJALÓN (1744 M)

UN LUGAR EN EL MUNDO

15/3/14

La aldea de Miller es un lugar mágico. Colgado literalmente sobre las faldas del Cerro del mismo nombre, es un otero privilegiado que domina todo el valle del Segura. Numerosos grupos de casas jalonan toda la ladera que, rodeados de huertos y arroyuelos, envuelven al caminante en una sinfonía de luz y sonidos.

 "Hay un instante es que es preciso volver a lo nuestro y escuchar el latido de la tierra, el árbol que cantan y el pájaro que habla".

Miller es la típica aldea segureña. Casas encaladas, chimeneas encendidas, el lavadero público, las escuelas, el único bar, alguna casa de lujo, el perro que dormita tranquilo bajo el sol de final de invierno, el gato que te mira con desdén; terrenos de labor, donde los almendros empiezan a florecer y algún que otro frutal atrevido también lo quiere hacer. El agua que baja por las acequias y los arcenes de las calles, las fuentes, los viejos molinos. En fin, una vida de pueblo. Un lugar en el mundo.

La ruta comienza desde la parte alta del pueblo, justo antes de llegar a los restos del castillo de Miller. La senda está muy marcada y balizada, incluso ha sido desbrozada y restaurada en algunos puntos. Recuerdo la primera vez que la hice hace ya casi quince años. Entonces íbamos con los mapas del IGN y con las referencias el libro de Juan Carlos Garcia Gallego y era un auténtico placer encontrar todos los caminos y veredas, como si de un conquistador se tratara.

Recorrido de la ruta vista desde el Puntal de la Misa.





Restos del Castillo de Miller


Siempre me ha impresionado la manera tan magistral  de trazar las sendas y veredas. Esas hormas, esos muros de mampostería seca, como se solucionaban los pasos más difíciles. Es una lástima ver como se van poco a poco perdiendo estos caminos, muchos de ellos abiertos hace ya más de sesenta años durante las repoblaciones de la postguerra e incluso otros que provienen del siglo pasado.

Inicio hacia la derecha de la senda de Miller a La Toba. La vuelta la haremos por la pista que nos viene de frente, sobre la que desciende la senda que vuelve del Calar de las Pilillas.


Algunos tramos de la senda mientras vamos cogiendo altura poco a poco camino de la Cascada del Barranco del Pilón, el primer punto interesante de la ruta.






Una mirada hacia atrás de lo que llevamos recorrido.



Puntal de la Escalera y primeras vistas de la presa de Anchuricas.




Cascada del Barranco del Pilón con un poco de agua. Nunca he coincidido con la cascada en su verdadero apogeo, cosa que debe de ser absolutamente impresionante.




Embalse de Anchuricas desde el Puntal de las Escaleras.



El Puntal de la Misa y los dientes de la Vieja justo enfrente de nosotros.


Camino del Puntal de los Canteros, otro punto culminante de la ruta.



Puntal de los Canteros.


Desde el Puntal de los Canteros tenemos dos opciones ya que la senda se divide en dos ramales diferentes. Una de ellas es volver de nuevo hacia el este por la senda rodeando el Calar de las Pilillas pero esta vez a más altura de la que llevábamos. La otra es continuar la dirección que tenemos camino de Puerto Marchena cruzando el barranco del Arroyo del Cabrero.



Vistas del Puntal de los Canteros. Detrás el Calar de la Cabeza de la Mora con el pico de las Majaicas y más atrás el Mentiras.


Camino de Puerto Marchena. Al fondo está el Puntal de las Buitreras, justo encima de la aldea de la Toba.


Impresiona sobremanera el pinar, prácticamente colgado sobre laderas imposibles.


Puerto Marchena, divisoria entre el valle del río Segura y el arroyo de Marchena.


En Puerto Marchena, el paisaje cambia radicalmente. De venir por sendas de umbría, con agua y vegetación, pasamos a un terreno de calares y piornales, de roca y pastoreo. En Puerto Marchena cambiamos la dirección de la marcha y remontamos hacia nuestra izquierda la rampas de los Aguilones en busca del Majalón, altura máxima del Calar de las Pilillas.
Al principio avanzamos por el lado izquierdo de la divisoria para posteriormente pasar al lado derecho, siempre pegados a las paredes que dan al Segura.




El Puntal de los Canteros y la presa de Anchuricas pero esta vez desde lo alto del Calar.


Mirada hacia atrás por toda la cresta recorrida desde Puerto Marchena.



Vistas del Calarico, sobre Marchena y Prado Moro.



Y por fin llegamos a la parte más oriental del Calar de las Pilillas donde hay una caseta de vigilancia de incendios o caseta de fogoneros para más exactitud. Esta caseta aparece casi colgada literalmente sobre el valle del  Segura con unas inmejorables vistas del propio río camino de la vecina provincia de Albacete.



 Admirando la inmensidad.




Para la bajada, deberemos retroceder un poco por la cuerda por la que habíamos venido y bajar directamente hacia el este, para buscar una senda que va rodeando todo el calar de las Pilillas y que viene de aquella división de sendas del Puntal de los Canteros. Hay que estar atentos pues puede pasar desapercibida. Una vez encontrada iremos hacia nuestra izquierda para enlazar con la senda, esta vez ya balizada, justo a unos agradables pastos con tornajos, para iniciar el vertiginoso descenso hacia Miller. 





La meseta del fondo es el Calar del Espino.



La senda de bajada se dirige hacia el Puntal del Aire y va más arriba que la senda por la cual habíamos empezado la excursión por la mañana. Esta senda cae a la pista que viene de la Era Empedrá y que comunicaba antiguamente a los vecinos de Miller con Santiago de la Espada por todo el Calar.

Unión de la senda de bajada con la pista, un poco más arriba del inicio de la senda de Miller a La Toba.


Y para finalizar, como no puede ser de otra manera, una visita al bar que Justo Robles ha abierto en Miller. Gran conocedor de la zona, ha escrito varias guías de senderos de la Sierra  a parte de la valiosa información que conoce sobre todos los aspectos geológicos, naturales y humanos de la zona de la Sierra de Segura. 

Duración: seis horas y media.
Desnivel: 850 metros.
Distancia: 18,5 kilómetros.
Track: si.