domingo, 23 de junio de 2013

TRAVESÍA SIERRA DE SEGURA

Travesía Sierra de Segura

Fecha: 28 -29 de marzo de 2012

Fotos: Paco Solbes, Fina Nicolas y Andres Plana.

Siempre me ha gustado la Sierra de Segura. Lo reconozco, es mi debilidad. He disfrutado mucho de mis incursiones por Alpes, Pirineos, Picos de Europa, etc, pero le tengo un cariño especial a esta "nuestra sierra".
Desde luego no podemos comparar la Sierra de Segura con la magnitud de una gran cordillera, de grandes ríos, de montañas de más de 3.000 metros, de cumbres permanentemente nevadas.  En estas cordilleras hablamos de grandes espacios, de grandes paisajes. Pero en  nuestras sierras, las de aquí, las del sur, buscamos otra cosa. Siempre me ha maravillado encontrar ese secreto a la vuelta del camino, ese pequeño tesoro detrás de un recodo de la senda, de ese árbol centenario, de esas veredas de trabajo y sudor, de ese riachuelo saltarín agonizante en épocas de estío,a fin de cuentas de buscar nuestro rincón favorito.
"Hemos buscado la sorpresa en cada curva del camino".

Esta travesía no es sino un modesto intento de enseñar un paisaje tan desconocido para mucha gente y de valorar el esfuerzo de tantas gentes que un día poblaron estas sierras.

En un principio, la travesía iba a ser mucho más ambiciosa. Queríamos hacer una ruta que desde Pontones, la cuna del Segura, nos llevara hasta el Puente de las Herrerias, en el Guadalquivir. Pero muchas veces una cosa es lo que uno quiere hacer y otra muy distinta lo que al final se puede hacer. 
Al final, la travesía se quedó en solo dos días de los cuatro previstos. ¿El problema?. Estábamos sumergidos, posiblemente, en el periodo más lluvioso que jamás haya tenido la Sierra de Segura y Cazorla en la época reciente. Cualquier barranco, arroyo, riachuelo, parecía un río desbocado. El barro dificultaba el avance, y la nieve, que aún se mantenía sobre el Banderillas, hacía impracticable continuar la ruta por donde se tenía pensado pasar.

Salida de la aldea de Pontón Alto. Caras alegres y sonrientes, de momento. Pedro Miguel, Juan Gil, Andres, Fina, Paco Solbes, Damian y Rosendo. Juan Antonio es el que hace la foto. Nos faltan dos integrantes más que aparecen por el fondo.


Primeros arroyos desbocados por donde normalmente pasa muy poca agua, que ya dificultaban el avance.



Punta de partida de la pista que baja hacia Las Huelgas. Todo el camino de bajada lo hicimos lloviendo y con barro. En este tramo tuvimos un pequeño incidente. Andres  resbaló en el sitio posiblemente más fácil de todo el recorrido y quedo sumergido en un pequeño canal de agua. Momentos de indecisión, de tensión, de duda. Al final, asunto resuelto, cambio de ropa y continuamos la marcha.


Durante la bajada pasamos los dos primeros cortijos abandonados. El de las Espumaderas de Arriba y el de las Espumaderas de Abajo. A partir de este ultimo, la pista se convierte en senda y comenzamos el descenso hacia las Huelgas. 
Viendo la cantidad de agua que circulaba por cualquier arroyo, comencé a tener serias dudas de poder continuar la ruta.  Unos meses antes habíamos hecho este mismo trayecto con el CUMM  y ya nos costó pasar el arroyo de las Espumaderas.



Primera dificultad seria de la travesía, el cruce del arroyo de las Espumaderas en la zona de Las Huelgas. Aquí tuvimos que improvisar un puente con troncos para vadear el río. Este venia crecido y el pequeño puente que hay, estaba sumergido bajo las aguas.



Tras pasar el arroyo de las Espumaderas, continuamos ascendiendo en busca de los Cortijos del Miravete.





Primera parada del día para reponer fuerzas. El Cortijo del Miravete todavía guarda los restos de las pertenencias de sus antiguos moradores. Sillas, radios, botellas de cristal, cacerolas, etc; que tuvieron que abandonar precipitadamente cuando fueron obligados a abandonar sus casas.


Por fin parece que sale un poco el sol. Que díficil es acertar con la ropa en días de lluvia. Que si  me pongo el chubasquero,que me lo quito ahora. Que si ahora me pongo la chaqueta, ahora tengo calor, ahora frio.


Nuestro objetivo para pasar la noche. La aldea de los Centenares. Curiosa la historia de esta aldea y de otras muchas aldeas y cortijos abandonados de esta zona. Las gentes que vivían aquí fueron "invitados a marcharse" debido a la expropiación forzosa de sus tierras al ser declarado esta zona Reserva Nacional de Caza en los años sesenta. Muchos de sus habitantes emigraron, otros se quedaron en poblaciones cercanas. En cualquier caso, el tiempo parece haberse detenido por estos parajes que hoy en día se nos aparecen con un cierto halo de tristeza y soledad.



Esta fotografía de Andres Plana me gusta especialmente.


Montando las tiendas para pasar nuestra primera noche. La verdad que el sitio era magnífico. El tiempo nos respeto al final de la tarde y durante la cena, ya que dejó de llover. La verdad que en estos sitios y una vez que se hace de noche, poco más se puede hacer. Algo de tertulia y poco más.  El problema es que si te acuestas muy temprano, la noche se hace eterna.
Nuestro hotel de mil estrellas (aunque estaba nublado).


Sin embargo, la noche no fue tan apacible. El fuerte viento y algo de lluvia nos mantuvo a más de uno despiertos toda la noche. 
Recuerdo que me levanté temprano, casi amaneciendo. El cielo estaba cubierto, con nubes bajas. Nada de aire, ningún ruido humano. El día es la vida de los seres, la noche es la vida de las cosas.


Tengo que recocer que aquí tuve mis dudas. No sabía si era mejor volverse por donde habíamos venido o aventurarnos a continuar. Las nubes bajas dificultaban la orientación, si bien, la mayor parte del recorrido que teníamos por delante era por senda y caminos y además, yo disponía del gps y del track. Esperamos unos minutos mientras recogíamos las tiendas y desayunábamos y al final, comenzaron las nubes a levantarse y a ver los primeros rayos de sol. Así que nos decidimos y continuamos la marcha.

Saliendo de los Centenares.




Desde los Centenares, remontamos la pista que va en dirección hacia las Canalejas. Una vez en el collado y en vez de seguir la pista principal, giramos a nuestra izquierda por una nueva pista que poco a poco va ascendiendo en dirección a la Casa forestal de los Praos de Peguera. El camino comienza a bajar y aquí tenemos que estar atentos de nuevo, a una senda que nos sale a nuestra izquierda y que en suave ascenso se dirige hacia el Collado del Fraile. 
Esta parte de la ruta me gusto bastante. Conforme ganábamos altura, nos íbamos acercando a la niebla, dando un ambiente más bucólico a la excursión. Entre roquedos inexpugnables, la senda se cuela para ir ganando altura.






Llegando al Collado del Fraile.





Desde el Collado del Fraile, la vereda inicia un suave descenso. Un poco más adelante el camino aquí se bifurca en dos direcciones. Por un lado se puede bajar hacia la Hoya de la Albardía y de allí continuar hasta Cotorrios y el Guadalquivir. Por otro lado, se puede continuar la dirección de la marcha en busca de la Hoya del Ortigal, que es la puerta de entrada a los Campos de Hernan Perea y que es el camino que elegimos.

Pequeña fuentecilla una vez pasado el cruce a la Hoya de la Albardía.


El grupo con el Banderillas detrás.


La idea original de la travesía era llegar al Banderillas y bajar por el Cinto de las Higueras hacia la Laguna de Valdeazores. Sin embargo, la nieve que había ya esa altitud hacia que la ruta fuera impracticable.


Pedro Miguel y al fondo la Hoya de la Albardía.


Llegando a la Hoya del Ortigal. Este es el punto de acceso a los Campos de Hernan Perea.


A partir de aquí la senda pasa a ser pista. Una pista cómoda de andar pero dura en sus inicios ya que hay que remontar desde la Hoya del Ortigal hasta alcanzar la parte alta del Pinar del Risco para coger el camino que nos llevará de vuelta hacia el nacimiento del río Segura. En este tramo ya andábamos sobre los 1.700 metros de altitud por lo que se nos aparecieron las primeras manchas de nieve. Para colmo, unas nubes amenazantes que llegaban desde poniente nos obligó a aligerar la marcha para que no nos pillara la lluvia.


Damian y Juan Antonio en el cruce hacia el mirador de Juan León.


Fina y yo.


Bastante nieve en la pista de bajada hacia el nacimiento del Segura.


La verdad es que este tramo de bajada se hizo especialmente largo. Entre el peso de las mochilas y las ganas de llegar, a más de uno se le hizo eterna la bajada.

Nacimiento del Rió Segura.


El nacimiento estaba espectacular. Hablando con el dueño del pequeño bar que hay justo al lado, me dijo que el nacimiento ya había reventado un par de veces y que en su vida había visto tanta agua.


Desde el nacimiento nos dirigimos por la pista que va paralela al río Segura  en dirección hacia la aldea de Fuente Segura de Abajo, con el objeto de encontrar una conexión que nos condujera desde allí hacia Pontón Alto. Aunque nos costó un poco encontrarla, al final dimos con ella.



Llegando a Pontón Alto.


El grupo preparándose para la segunda parte de la ruta, la del tapeo.


Al día siguiente y aprovechando que nos salió un buen día, nos dirigimos hacia la zona de Los Anchos y Prado Maguillo para intentar hacer alguna excursión por allí.

Cascada del arroyo del Buitre, bajando la carretera de Despiernacaballos.



Angeles, que se incorporó el fin de semana con nosotros, en el nacimiento del Arroyo de la Toba.


El grupo en el nacimiento de la Toba.



Aldea de los Anchos.


El paraje de las tres aguas camino del Cortijo de la Tobilla, donde se junta el arroyo de la Cuesta del Cedadero, el de la cuesta del Majano y el arroyo de los Frenos y que vierten sus aguas al río Madera. Por supuesto, no pudimos pasarlo.


Distancia primer día: 12 kilómetros.
Desnivel: 400 metros.
Duración: cinco horas.
Distancia segundo día: 18 kilómetros.
Desnivel: 800 metros.
Duración: seis horas y media.
Track: si.

miércoles, 5 de junio de 2013

DE POSTERO ALTO A GÜEJAR SIERRA (SENDERO SULAYR)

POSTERO ALTO - GÜEJAR SIERRA

ETAPAS 17 Y 18 SENDERO SULAYR (38,5 KM)

Fecha: 1-6-13

El Sendero "Sulayr" es la transcripción árabe de la palabra latina "Mons Solaris" que viene a definirse como montaña del sol. Es un sendero de gran recorrido (GR-240) que rodea toda Sierra Nevada abarcando las provincias de Granada y Almeria. De unos 300 kilómetros de longitud, la etapa que vamos a realizar engloba dos tramos consecutivos con unos 38 kilómetros de longitud.

Entrando en materia, siempre he tenido una relación de amor y odio con Sierra Nevada. Algunas veces me ha resultado maravillosa y otras, en cambio, no tanto. Hay una gran diferencia en Sierra Nevada según la época del año y hay que saber valorarla en su justa medida. En invierno, la nieve la convierte en un codicioso trofeo para cualquier montañero. Los deshielos de la primavera la hacen única, con esos borreguiles y esas torrenteras desbocadas de agua fría procedentes de los inmensos neveros de las cumbres. En verano, la Sierra se convierte en un inmenso secarral a la espera de que un nuevo invierno la vuelva a cubrir con su manto blanco.
Partimos del Refugio del Postero Alto al cual se llega a través de una polvorienta pista que sube desde Jerez del Marquesado. Son casi 10 kilómetros de trayecto hasta el Refugio, donde los coches sufren los suyo y donde es tradicional que el mal estado de la pista o una cota de nieve bastante baja nos obligue a dejar el vehículo bastante alejados del mismo. 
Llegamos al Refugio a eso de las diez y media de la noche tras una larga peripecia con las luces apagandose en el horizonte.

 "Las sombras pronto llegarán al fondo de los valles. Arriba pronto reinará la soledad. Vientos, superficies lisas, tan solo piedras".

Siempre me ha gustado el ambiente de los refugios. Recuerdo los refugios pirenaicos de la Renclusa, de Goriz, el Angel Orus, etc; donde los montañeros hablaban de las excursiones, de las rutas pendientes, de mil y una historias. De esos mapas desplegados encima de la mesa donde se comentaban nuestros logros y se resolvían muchas dudas. Cuantas vivencias, cuantas anécdotas y cuantos sueños imposibles de cumplir.

Amanece en Sierra Nevada sobre el Picón de Jerez y el Alhorí.



Vistas hacia el otro lado, donde destaca la Sagra sobre el horizonte.


La ruta comienza del mismo refugio saliendo en dirección hacia el Alhorí por el cortafuegos, aunque rápidamente lo abandonaremos justo a la altura de unos postes indicativos que hay a nuestra derecha para meternos en el pinar.

El grupo de los elegidos, aunque nos falta Vicenta.


Vamos dejando atrás el Refugio aunque nos persigue la figura inquietante del hombre de negro que nos acompañaría durante la excursión.


A la altura de los postes nos desviamos a nuestra derecha. Vamos con los amigos del Club Montañero de Murcia y de su no menos conocido montañero Juan Carlos Garcia Gallego.



Nada más meternos en el pinar, la senda desciende en busca del cauce del Arroyo del Alhorí, justo a la altura de la Casa del Guarda, donde se encuentran los restos de una minicentral hidroeléctrica, de las muchas que estuvieron funcionando por esta zona.


Cruzando el Alhorí.


Enseguida comenzaremos el ascenso entre agradables prados, restos de algún cortijo y pinares de repoblación, hasta alcanzar la zona del Corral Nuevo donde tendremos vistas tanto del Postero Alto como de los pueblos del Marquesado de Zenete.

Vistas del Postero Alto.


Corral Nuevo.


En el Corral Nuevo se puede tomar el desvío para visitar las Chorreras Negras y los resto del avión americano que cayó en 1960 en esa zona.


Curiosa historia la de ese avión. Se trataba de un DC-4 norteamericano y todavía en Jerez del Marquesado, los más viejos recuerdan la aparición de dos figuras (el piloto y uno de los tripulantes) que habían bajado como habían podido para avisar que se habían estrellado. Como nadie los entendía, hicieron una figura de papel en forma de avión (que aún se conserva) y explicaron a los lugareños lo sucedido. Rápidamente organizaron una misión de rescate, y como pudieron, subieron para arriba para auxiliar a los heridos. Con gran esfuerzo y en medio de una ventisca de nieve, ya que era principios del mes de marzo, los fueron bajando a lomos de mulas a la zona de el Posterillo donde en vehículos ya pudieron trasladarlos al pueblo. Al poco tiempo, los americanos se hicieron con el control de la zona y no dejaron que nadie tocara el avión. No se sabe muy bien el porqué. Algunos dicen que se llevaron los motores, otros que la tecnología (recordemos que estábamos en plena guerra fria). El caso es que después de retirar lo más importante dejaron todo el fuselaje allí como "regalo" para el pueblo. Los habitantes los convirtieron en chatarra y gracias al dinero sacado por ello, pudieron poner el agua corriente en el pueblo y alguna que otra necesaria infraestructura.

Siguiendo con la excursión, una vez pasada la zona del Corral Nuevo, la senda empieza a dejar el límite de la repoblación para salir a una zona más expuesta entre piornal y pastizal de alta montaña, hasta llegar a una pista. Avanzaremos por ella unos trescientos metros hasta la zona conocida como Cerro de los Bolos, donde tomaremos el carril que directamente asciende sobre la extensa cuerda que baja del Picón de Jerez.



Ya estamos sobre la cota 2000 por lo que empiezan a aparecer los primeros neveros.


Una vez pasados estos primeros neveros la senda alcanza la nueva vertiente con vistas a la Dehesa del Camarate sobre la población de Lugros. Esta zona era una zona de cría de reses bravas. Según parece, el Parque Nacional ha comprado esta finca y, aunque todavía hay ganado pastando por la zona, ya no hay peligro de encontrarse con algún toro paseando por el monte.
La Dehesa del Camarate también es conocida por mantener un magnífico bosque autóctono de robles que en otoño alcanza su máxima expresión.


La senda desciende levemente para llegar a un carril que avanza rodeando la Dehesa del Camarate desde arriba, siempre pegados a una acequia.


Una vez hayamos cruzado el barranco de las Chorreras, hay que abandonar la pista por una vereda que nos sale a nuestra izquierda para ganar altura rápidamente y llegar a la Piedra de los Soldados donde ya tendremos vistas de todo el valle del río Maitena y de la loma de los Cuartos o loma del Papeles. Entramos ya en el termino municipal de Güejar Sierra.



Tras cruzar la valla que rodeaba la finca, entramos en la llamada Dehesa de las Hoyas donde seguimos sorteando imponentes neveros.


Ya se ven al fondo las nortés del Puntal de los Cuartos y de la Atalaya, que son la cabecera de los Lavaderos de la Reina.

"La reina añoraba las cumbres nevadas de su tierra natal. El rey mandó llenar toda la montaña de almendros y cada primavera se teñía de un blanco exuberante  toda la sierra.
- Señora, cumplidos están vuestros deseos.
Mientras, la preferida miraba satisfecha tras la celosía."

Leyenda de los Almendros en Flor.



Saltando el río Maitena, justo debajo de los Lavaderos de la Reina.



Desde el río Maitena comenzamos a ascender para llegar al Refugio de Peña Partida, donde alcanzaremos la cota más alta de la excursión (2475 m). Aquí hay que estar atentos a la senda y a las marcas del terreno ya que  el Refugio está "escondido" tras unas rocas y puede pasar desapercibido desde la dirección que llevamos.

Saltando ahora la acequia del Papeles.


Refugio de Peña Partida.


Desde el Refugio de Peña Partida cambiamos de nuevo de valle. Ahora estamos situados encima del Rio Vadillo. Justo enfrente de nosotros se nos aparecen nuevos tresmiles como El Veleta, el Cerro de los Machos, los Crestones de Rio seco y el Puntal de la Caldera. El más cercano es el Pico del Cuervo con la interminable loma del Calvario.


Desde el Refugio de Peña Partida iniciamos un fuerte descenso que en más de 1.500 metros de desnivel nos llevará hasta Güejar Sierra. La senda zigzagea en la pendiente para adentrarnos de nuevo en un bosque de repoblación junto al cauce del Rio Vadillo.





Puente sobre el arroyo del Vadillo.




Tras cruzar el arroyo, avanzaremos, sin perder ni ganar altura, hasta la Loma del Calvario, justo encima del Refugio de la Cucaracha.


Desde la Loma del Calvario tendremos las primeras vistas de los gigantes de la Sierra, La Alcazaba y el Mulhacen.

Que bonitas son las cumbres.
"La cima es la perspectiva ideal de la vida. Encierra belleza, poesía, misterio, mística. Desde la cima somos espiritú y ahí abajo, materia".



Refugio de la Cucaracha


A partir del Refugio, la bajada se hace más pronunciada. Estamos ahora en la famosa Cuesta de los Presidarios. Cuenta la leyenda que los presos condenados a galeras, eran conducidos encadenados al puerto de Almeria cruzando Sierra Nevada por este punto. No sé si será verdad, pero si así lo fuera, ya era suficiente condena atravesar la sierra en esas condiciones.


Puente de los Burros, sobre el río Genil.


Vereda de la Estrella.


La Vereda de la Estrella es la ruta más emblemática de Sierra Nevada. Preciosa, pero eternamente larga, sobretodo cuando se hace de bajada. La Vereda de la Estrella se construyó a finales del siglo XIX con objeto de dar salida a la pirita de cobre, la galena y la serpentina (que es una especie de mármol de color verde) extraídas de las minas de la cabecera del Genil. Estos minerales eran bajados a lomos de mulas hasta el final de la Vereda, justo en la confluencia con el Barranco de San Juan, donde se cargaban en vagones especiales en el famoso tranvía que los llevaba a Granada, y del que posteriormente hablaremos.
Hoy en día, la Vereda de la Estrella es un recorrido senderista, con innumerables bosques de arces, castaños, encinas y robles todos de repoblación que la hacen únicos por esta zona.

Castaño de la Vereda de la Estrella conocido como El Abuelo.


Una vez llegados al final de la Vereda y después de reponer fuerzas en el bar, continuamos camino de Güejar Sierra. Como el lado izquierdo del cauce estaba cortado, tuvimos que avanzar por la carretera que ocupa literalmente el antiguo trazado del tranvía que venía de Granada.
El tranvía fue inaugurado en 1925 cuyo precursor fue el Duque de San Pedro Galatino y llegaba sólo hasta el pueblo de Canales, hoy sumergido bajo el embalse del mismo nombre. Posteriormente se prolongó hasta la confluencia de los ríos Maitena y Genil, desde donde se subía al Hotel del Duque en coche de caballos. A partir de la Guerra Civil, la explotación minera y la compra de fincas por parte del Estado en la zona del Calvario y del San Juan para la repoblación forestal, hicieron necesario prolongar el tranvía hasta la confluencia del Barranco de San Juan. Incluso hubo un proyecto de prolongar el tranvía por toda la Vereda de la Estrella con un posterior enlace en teleférico hasta la zona de los Albergues.
Toda esta historia finalizó en el año 1974 cuando se produjo el cierre definitivo de la línea.


Después de esta incursión romántica por el pasado, seguimos con la excursión. El avance se hace ahora por asfalto, pasando por varios túneles y cambiando de vertientes por el río Genil varias veces hasta situarnos cerca de la confluencia entre el río Genil y el río Maitena. Aunque se puede seguir por la carretera en dirección a Güejar, a la altura del Restaurante Maitena abandonamos esta, para seguir por el antiguo trazado del tranvía, convertido ahora en una especie de paseo peatonal. Este tramo, que se hace pesado, nos hará llegar prácticamente hasta la cola del Embalse de Canales donde deberemos coger ya la carretera asfaltada, que en fuerte pendiente nos llevará al pueblo.



Vistas de Güejar Sierra desde el Cerro del Castillejo, donde se encuentran los restos de un antiguo castillo musulmán.






Distancia: 38,5 km.
Desnivel: 1.200 metros ascendentes, 2.000 metros descendentes (acumulados).
Duración: 11 horas.
Track: si.