lunes, 30 de diciembre de 2013

TORNAJUELOS Y MORRA DEL BUITRE

TORNAJUELOS (2136 m) y MORRA DEL BUITRE (2141 m)

SIERRA SECA

LA SIERRA DEL VIENTO

29/12/13

La Sierra Seca es una larga linea montañosa que podríamos decir que abarca desde el Puerto de la Losa donde estaría La Machada o Banderín hasta el Puntal de la Zurdica, cerca de Castril. Otros ampliarían esta demarcación sumando también la Guillimona, por lo que arrancaríamos esta sierra desde el mismo Puerto del Pinar.
Su punto culminante es la Morra del Buitre con 2.141 metros; más alto que el propio Tornajuelos, donde se encuentra el vértice geodésico.

Embalse de San Clemente


Pero fuera de todas estas divisiones, la Sierra Seca nos ofrece unas vistas espectaculares de todo el altiplano granadino y de las provincias de Murcia, Albacete, Jaen, Almeria y la propia Granada que parecen querer unirse en este punto.
Recuerdo la lectura del libro de Juan Carlos Garcia Gallego "Excursiones por el Sur de España", donde se hace mención en que lugar  podríamos situar el nacimiento del Guadalquivir. Tradicionalmente todos los situamos en Cazorla, pero desde Sierra Seca, nos podemos hacer una idea de que ese no sería el nacimiento, si lo definimos como el punto más distante desde donde nace un río hasta su desembocadura. Aquí, junto a la Sagra, nacen, por un lado, el río Raigadas, que desde los Collados de la Sagra llega hasta el Embalse de San Clemente, donde se le une el río Guardal y por otro lado el río Bravata, que recoge las aguas de toda la cara sur de la  Guillimona para llegar a Huescar. Pero incluso siendo más puristas, el mismísimo nacimiento del Guadalquivir es ubicado por algunos, en el norte de la provincia de Almeria, cerca de Topares pero la intermitencia de las aguas las hacen poco candidatas a este honor.
El porque de todo esto, está bien explicado en el libro de Juan Carlos, ya que en tiempos de la Reconquista, hubo un Guadalquivir cristiano, mientras que el resto de la cuenca, que todavía permaneció más de 200 años en poder musulmán del reino de Granada, quedó "olvidado" para los historiadores y geógrafos de la época. 

Tornajuelos (2136 m) con la Sagra al fondo.



Después de todos estos apuntes históricos, la subida al Tornajuelos, es una ascensión clásica para los montañeros del sureste. Se puede acceder desde muchos puntos, aunque lo tradicional es subirla desde las mismas fuentes del Guardal, cerca de la piscifactoría, o bien, en travesía, viniendo desde el Cerro Lagunas.
Nosotros optamos por subir desde el Barranco del Buitre. Para ello, partimos del embalse de San Clemente por un camino asfaltado en primera instancia en dirección a la piscifactoría. Al poco, el camino pasa a ser de tierra y en la bifurcación donde se encuentra el cartel de la piscifactoría, optamos por la pista de la izquierda. Después de avanzar por él un par de kilómetros, y antes de llegar al fin de la misma, tenemos que estar atentos a la salida de un pequeño carril a nuestra izquierda. En este punto dejamos los coches.

El carril comienza en fuerte subida paralelo al barranco del Buitre, el cual tenemos a nuestra derecha. Posteriormente alcanza su lecho y se avanza comodamente sobre él hasta una desviación donde tomaremos hacia la derecha.

Carril de subida junto al barranco del Buitre.


Desviación hacia la derecha. Aquí dejamos el cauce del barranco.


Este carril nos llevará, en un fuerte repecho, hasta un collado, donde ya iremos prácticamente monte a través.
En este collado giraremos a nuestra izquierda para afrontar la larga loma del Tornajuelos. Aprovecharemos al principio los restos de algún senderillo o paso de animales que nos permitirán poco a poco ir ganando altura; pero poco después, estos rastros se pierden, por lo que más o menos nos tocará afrontar la subida de forma directa, con tendencia a irnos hacia nuestra derecha para llegar así al collado que separa el Tornajuelos de la Morra del Buitre.

Poco a poco vamos ganando altura. Ya se nos aparece majestuosa la Sagra y la cresta de la Sagra Chica.


De nuevo, el embalse de San Clemente.



Seguimos ascendiendo y ya el aire comienza a hacerse notar.



Conforme vamos subiendo, empiezan a aparecer las primeras manchas de nieve que  hacen muy dificultosa la aproximación ya que la nieve está helada y nos obliga a avanzar con precaución.
Al final llegamos al collado que separa ambos picos y ya tenemos las primeras vistas de la Sierra de Castril y de los Campos de Hernan Perea. 

Camino del Tornajuelos por la cresta. Al fondo, la Morra del Buitre (nuestro segundo objetivo), más atrás y hacia la izquierda, el Jabalcón, la montaña isla de la Hoya de Baza, y más al fondo todavía, entre las nubes, Sierra Nevada.


Sierra de Castril y el Empanadas.


Campos de Hernan Perea.


Ya en la cresta, el frío y el aire se hacían muy molestos por lo que nos tuvimos que cobijar bajando un poco hacia el sur por la ladera para poder tomar algo. Podría contar alguna que otra historia de esta cresta. De la primera vez que subí rodeado de nubes sin saber donde estábamos; de la travesía en dirección a Castril, bajando directamente por la norte del Tornajuelos en dirección al Cortijo de la Asperilla. En fín, historias entrañables ahora en la distancia.

De nuevo una imagen de la Sagra desde el Tornajuelos. A la izquierda se pueden ver Revolcadores y la Cuerda de la Gitana.


Desde la cumbre de la Morra del Buitre, una vista de Sierra Nevada.


Algunos del grupo, zarandeados por el viento.


Para la bajada, deshicimos el camino de subida. Aprovechamos primero nuestras huellas en la nieve para después echar mano de algunas referencias y de nuestro inseparable GPS, que ha sustituido un poco a esa intuición montañera que igual nos llevaba al punto de partida o nos dejaba en algún callejón sin salida pero que le daban un toque de aventura a las excursiones.

Iniciamos el descenso.


De nuevo hay que ir con cuidado con los neveros.


El aire que no cesa.


Nuestro inseparable embalse de San Clemente, que nos sirve un poco como referencia.


Al final, una visita al nacimiento de una de las fuentes del Guardal ya en el mismo cauce del Barranco del Buitre para poner punto final a un buen día de montaña.
Con todo, una excursión de cerca de seis horas y con más de 1.000 metros de desnivel.

DURACIÓN: seis horas.
DESNIVEL: 1.032 metros.
DISTANCIA: 11,5 kilómetros.
TRACK: si.

sábado, 9 de noviembre de 2013

EMPANADAS Y CERRO DE LA CARRASCA

Empanadas y Cerro de la Carrasca
Sierra de Castril

LA MONTAÑA DEL MAESTRO

1 de noviembre de 2013

Recuerdo con nostalgia la primera vez que hice esta ruta. Sería a finales de los años 90 y fue una de las primeras grandes aventuras que he tenido en la montaña. Fue para mi, ese pequeño gran paso que hacemos cuando pasamos del senderismo al montañismo. Hasta ese momento, las excursiones se reducían a la propia Región de Murcia. Que lejos me sonaban aquellas montañas como la Sagra, Sierra Nevada, Cazorla y ya no digo nada de Pirineos o Alpes. Entonces llegó a nuestro poder el magnífico libro de Juan Carlos Garcia Gallego "Escursiones por el Sur de España"  y a partir de ahí, descubrimos un nuevo mundo de cimas y picos, de rutas y leyendas.
Con un viejo mapa del IGN y las notas del libro de Juan Carlos, afrontamos esta ruta con una mezcla de miedo y responsabilidad. Ahora está todo balizado y las sendas muy marcadas pero por aquel entonces era una auténtica aventura.
He hecho esta ruta ya cuatro o cinco veces y siempre me gusta subir por la preciosa senda del Cortijo de la Puerca y de allí dirigirme por la cuerda que da al barranco de Tunez hacia el Cerro de la Carrasca. Cruzar el collado Salitre y hacer todo el cordal del Empanadas. Desde allí bajar al collado de la Cruz y dirigirme por el eje del barranco hacia el Cortijo del Maestrillo para luego seguir la marcada senda que llega casi hasta los cortados del barranco de Tunez para remontar la ladera izquierda y volver de nuevo hacia el Cortijo del Nacimiento.

La ruta comienza desde el Cortijo del Nacimiento donde aparcaremos los coches. Avanzaremos por el camino que sale debajo de los tubos en dirección al nacimiento del río Castril hasta llegar a un puente que se nos aparecerá a nuestra izquierda. Una vez cruzado el puente, giraremos a la izquierda, hasta encontrar una baliza donde comenzará el sendero que en un suave ascenso se dirigirá hacia el Cortijo de la Puerca.


La senda de subida al Cortijo de la Puerca es de esas sendas excepcionales. Se cuela entre sucesivos zig zag sobre las paredes casi infranqueables que tenemos enfrente nuestro. A nuestras espaldas ya podemos ver todas las montañas de Sierra Seca, Cerro Lagunas, Tornajuelos, Alto del Calar y Puntal de la Zurdica.


Cortijo de la Puerca



Desde el Cortijo de la Puerca, nos dirigiremos en busca del collado que da vistas al barranco de Tunez. Para ello seguiremos la manguera que suministra agua al cortijo desde un tornajo que está situado más arriba, cerca de la divisoria. Desde el collado, ya tendremos vistas sobre el Empanadas, en la cabecera del barranco.





Avanzaremos por la cuerda hasta situarnos bajo las paredes del Cerro de la Carrasca. Esta cumbre se puede evitar dirigiéndonos hacia el Collado del Portacho, y luego, por detrás de la cresta dirigirse hacia el Collado Salitre. Nosotros optamos por hacer el Cerro de la Carrasca.

Cumbre del Cerro de la Carrasca.


Subiendo por la cresta del Cerro de la Carrasca.


El Empanadas desde el Cerro de la Carrasca.


Para la bajada desde el Cerro de la Carrasca, avanzaremos por la cresta y pasaremos por algún que otro paso entretenido entre canales de piedra. Abandonaremos la cresta justo en un pequeño collado hacia nuestra izquierda para bajar al collado Salitre.



Cresta del Cerro de la Carrasca.


Desde el Collado Salitre, subiremos directamente hacia la cuerda del Empanadas y sobre ella, nos dirigiremos hasta la cima, justo al lado de una valla cinegética que delimita la Sierra de Castril de la de Cazorla.


Cumbre del Empanadas.


Desde la cumbre, nos fijaremos en la cuerda que separa el barranco de Tunez y el de la Magadalena. Bajaremos por la cuerda en un fuerte descenso hasta el collado de la Cruz, para posteriormente, descender hacia el barranquillo que desagua en el propio barranco de Tunez.


Avanzaremos por el barranco hasta salir al Cortijo del Maestrillo.

Curiosa es la historia de este Cortijo. Allí vivió un maestro que decidió un día dejarlo todo e irse a vivir a la montaña. Enseño a leer y a escribir a los pastores que por allí pasaban y durante cuarenta años vivió en las faldas del Empanadas. Ya viejo y enfermo, la guardia civil subió a por él  para ingresarlo en un hospital, pero cuando se recuperó, se escapó y volvió al Empanadas. Ya con 86 años, finalmente, consiguieron convencerle para bajarle a Castril donde murió. Se cuenta, que en el cortijo había un saco de cemento y una nota donde se decía que el primero que lo descubriera muerto, lo enterrara. Cuando conocí el Cortijo hace ya quince años, aún conservaba el techo. Ahora mismo, solo las cuatro paredes y la soledad de los viejos nogales que le rodean, atestiguan la existencia del maestrillo.


Desde el cortijo, nos meteremos en el eje del barranco para descender sobre él. Estaremos atentos a nuestra derecha, ya que deberemos coger un sendero que nos llevará por toda la vertiente derecha del barranco hasta bajar de nuevo al lecho del mismo. Aquí si ha cambiado un poco las señales de la ruta ya que la senda, cuando sale del cortijo del Maestrillo, no se dirige hacia el barranco, sino que remonta un poco por la ladera derecha para caer al barranco de Tunez un poco más adelante, no pasando por los estrechos que forma el propio barranco.


Lugar por donde abandonaremos el barranco de Tunez y cogemos la senda.


Impresionantes cortados en la salida del barranco de Tunez hacia el Castril. Al fondo, a la derecha, el collado de las Margaritas.


Una vez cruzado el lecho del barranco, buscaremos la senda enfrente, en la vertiente izquierda. Esta senda, y en suave ascenso, se dirige de nuevo hacia la divisoria con el río Castril para buscar otra impresionante senda de bajada, paralela a la de subida a la del Cortijo de la Puerca, que nos pondrá de nuevo en el Cortijo del Nacimiento. 

Duración: ocho horas y media.
Desnivel: 1.500 metros.
Distancia: 18 kilómetros.
Track: si.

sábado, 26 de octubre de 2013

UN PASEO POR LA SIERRA DE SEGURA

Un paseo por la Sierra de Segura.


Hace ya algunos años, cayeron en mi poder unos libros de fotografías de Alonso Torrente sobre la Sierra de Segura y Cazorla y sobre el propio río Segura que me cautivaron. Descubrí una forma de describir un lugar de una forma excepcional. Conjugando la fotografía con la narrativa, Alonso nos transporta a nuestra querida Sierra, con sus gentes, sus pueblos, sus paisajes, su fauna. 
No pretendo hacer una mera copia de su trabajo, simplemente, su forma de contar las cosas me ha emocionado por lo que me he atrevido a aportar mi pequeño granito de arena.


Siempre me gustó identificarme con la magia del  paisaje (Puntal de las Buitreras)...


... para buscar su tapiz multicolor (Río Madera)...


... y preguntarle a los gigantes (Horno Peguera)...


... aunque algunos me entristecen.


Buscar aldeas olvidadas (La Ballestera)...


...o pueblos agazapados (Pontones)...


... y surcar las curvas del camino (Los Anchos)...


...para llegar a sitios casi perdidos (Prado Maguillo).


Cruzar ríos (Rio Segura - Huelga Utrera)...


...descansar en sus riberas (Río Madera)...


... y contemplar el  trabajo duro de los hombres... (Cortijo Canales - Río Madera)


...aunque siempre añoro su armonía (Huelga Utrera).


Me gustan los arroyuelos desbocados (Arroyo de La Toba)...


... y los grandes ríos alborotados (Río Segura)...


...y sus más preciados tesoros (Cueva del Agua)...


...los añorados remansos (Río Tus)...



... los grandes nacimientos (Río Segura)...


... y las exiguas fuentecillas (Los Centenares)...


También me gustan los días lluviosos (Camino de las Espumaderas)...



...y los enhiestos puntales (Piedra Dionisia)...


... y por supuesto, la tranquilidad de un merecido descanso (Río Madera).



Descubrir lo desconocido no es una especialidad de un sabio o de un conquistador. No hay un solo hombre que no sea un descubridor. Empieza descubriendo lo dulce, lo amargo, lo salado. Lo cóncavo y lo liso, lo áspero. Los siete colores del arco iris y las veintitrés letras del alfabeto; pasa por los rostros, los mapas, los animales y los astros; concluye por la duda o por la fe y por la certidumbre total de su propia ignorancia.

J.L.Borges

Subiendo a la Sagra.