jueves, 15 de agosto de 2013

MONTE PERDIDO

ORDESA - GORIZ - MONTE PERDIDO - SENDA DE LOS CAZADORES

5 - 6 de agosto de 2013

Fotos: Manuel Cañizares, Fina Nicolas y Paco Solbes

"Cuando aprendí a contar todas las estrellas del cielo"

Hace tiempo comprendí que no se pueden contar todas las estrellas del cielo, o no?. Hubo una vez que miraba el cielo nocturno con los ojos bien abiertos y me asusté de la inmensidad que nos rodea y de lo insignificantes que somos. Pero cerré los ojos y entonces si pude contar todas las estrellas del cielo, una por una...
Este cielo se me apareció de nuevo en Pirineos esta última semana. porque es allí donde si cerramos los ojos, podemos ver todas las estrellas del universo y todos los deseos  de los hombres y mujeres que esperan que algún día se cumplan. Recuerdo no se en que película (creo que en el Rey León), donde se preguntaban los protagonistas que eran las estrellas. Alguien respondió que eran millones de luciérnagas que se habían quedado atrapadas en el cielo. Otro respondió que eran bolas incandescentes de gas que ardían a millones de kilómetros de la Tierra. Pero hubo alguien que dijo que cada una de las estrellas representan los sueños de cada uno de todos nosotros, donde los grandes reyes del pasado nos observan desde arriba. Desde luego me quedo con esta última definición.

Ordesa sigue siendo majestuosa. Es la tercera vez que visito el Parque y cada vez descubro algo nuevo. Necesitaría una vida entera de excursiones solo en Ordesa para conocerla entera.
El Parque Nacional de Ordesa fue creado en el año 1918 siendo el primer parque nacional de España. En principio solo comprendía  el Valle de Ordesa para posteriormente, en 1982, abarcar también el Monte Perdido, el Valle de Pineta, el Cañón de Añisclo y la Garganta de Escuaín. 

Partimos de la pradera de Ordesa en un típico día veraniego en Pirineos, fresco por la mañana pero caluroso a mediodía. Como es habitual en verano, hay que coger el autobús en Torla para llegar a la pradera ya que están restringidos los accesos a los vehículos privados por la cantidad de gente que viene a visitar el Parque.

Parking de Torla.


Inicio de la ruta en la Pradera de Ordesa.


Nos preparamos para dos días de travesía. La idea es subir tranquilamente a Goriz para poner allí la tienda y al día siguiente ascender al Monte Perdido para volver posteriormente a la Pradera por la Senda de los Cazadores. Es curioso como pesa una mochila, ya sea con material para solo dos días o para toda una semana. Al final acabas llevándote lo mismo.
Nada más salir del autobús, cogemos el marcado camino que remonta el valle, junto con un gran número de senderistas que nos acompañaran hasta la Cola de Caballo.


Primeras caras de cansancio.


Los paisajes por los que pasamos son espectaculares. Un puro teatro de agua, roca y vegetación. La Cascada de Arripas, las Gradas de Soaso, etc.






Y por fín, después de varias horas y de bastante calor, llegamos a la Cola de Caballo, donde podemos ver los gigantes del parque.

En esta foto se puede ver el pico Pico Añisclo o Soum de Ramond, que es el de la derecha y el Monte Perdido, que es el de la izquierda. Junto con el Cilindro conforman las Tres Sorores.


Cuenta la leyenda, que en la antigüedad, los godos atacaron una aldea cristiana y se llevaron a todos los hombres hechos prisioneros, dejando solo a las mujeres, que huyeron al bosque. Tres de las mujeres que estaban a punto de casarse  decidieron volver a la aldea y allí encontraron a un godo herido al que cuidaron con la promesa de que les diría donde estaban sus novios. Evidentemente, el godo les engañó puesto que sus tres novios murieron al intentar huir. Las tres mujeres, descorazonadas no volvieron a la aldea y se casaron con tres godos convirtiéndose al arrianismo. Al ocurrir esto, se les apareció el espectro de su padre y les recriminó este hecho. Avergonzadas, huyeron a las montañas, pero el espectro les siguió y desató un fuerte vendaval que cubrió de tierra, rocas y nieve los cuerpos de las tres mujeres formando así las Tres Sorores.

La Cola de Caballo, otro de los atractivos del Parque.


A partir de aquí, tenemos varias opciones. La mayoría de la gente que viene en plan senderista, o vuelve por donde ha subido o lo hace por la Senda de los Cazadores. Para los montañeros, todavía nos queda un tramo más de subida para llegar a Goriz. Aquí podemos elegir o subir por las Clavijas de Soaso, o evitarlas por un sendero que remonta la ladera en zig zag a nuestra derecha para ir ganando poco a poco altura.





Las Clavijas de Soaso no presentan un especial peligro si se va con cuidado. Es más el inconveniente de llevar una mochila de travesía que hace más incomodo el avanzar.



Desde la parte de arriba de las Clavijas ya tenemos las primeras vistas de lo que es la majestuosidad del Valle de Ordesa.





Desde la parte alta de las Clavijas ya se distingue al fondo el Refugio de Goriz.  Una vez en él (y después de tomar la pertinente cerveza), nos pusimos a buscar el sitio apropiado para montar las tiendas. Si bien dice un cartel que no se puede montar la tienda hasta después de las ocho horas, nadie lo cumple; basta que alguien se atreva a montarla antes de hora para que en seguida aparezcan varias tiendas más, como si se estuviera esperando a que alguien la montase el primero.




Nuestro campamento.


Empieza a atardecer en Goriz. "Las sombras pronto llegarán al fondo de los valles. Arriba pronto reinará la soledad. Vientos, superficies lisas, tan solo piedras".


Recorriendo un pequeño tramo del GR 11.


Refugió de Goriz o Delgado Ubeda.


Cae la noche en Goriz. Increíblemente no hacía frío. Pasamos más frío en el Camping del Valle de Bujaruelo que a 2.220 metros de altitud. Poco a poco las luces se fueron apagando y ante nosotros apareció la inmensidad de la noche. Había silencio, mucho silencio. El día es la vida de los seres. La noche es la vida de las cosas. La Vía Lactea se veía espectacular. Las estrellas por cientos de miles. Como las luciérnagas del Rey León. 


A la mañana siguiente, el día amaneció algo nublado pero con bastante viento que conforme íbamos ascendiendo se hacía mas fuerte.
Hacia las siete de la mañana comenzamos a andar. El camino de  subida es bastante claro, tanto por la marcada senda como por la multitud de hitos que nos encontramos. Sale desde el mismo refugio en dirección este por una fuerte rampa y empieza a ascender diferentes escalones para colarse hasta el Lago Helado justo en frente del collado que separa el Cilindro del Monte Perdido.

Nubes tapando el Taillón y el Casco del Marboré.



Al fondo, el Cuello del Cilindro.


Algún que otro pequeño resalte. Tras este paso, conviene dirigirse hacia el centro del valle  que vamos subiendo y no avanzar pegados a las paredes.


Una marmota nos mira.


Justo por el centro de la vaguada nos encontramos con un pequeño caos de bloques pero que son fáciles de pasar estando atentos a los hitos.


Se pasa por algún que otro nevero sin mucho problema.



Lago Helado y Collado del Cilindro.


A partir del Lago Helado giraremos hacia nuestra derecha y vemos la parte final de la subida al Monte Perdido, donde destaca su famosa escupidera. En nuestro caso, no se hacía necesario el uso de crampones si bien, el avance por la pedriza se hace un tanto penoso. De todas maneras si había gente que prefería pasar por la nieve ya que es más cómodo el avance.


Lago Helado y el Cilindro del Marboré con bastante niebla en el lado que da a Pineta.


Subiendo por la cresta de roca antes de llegar a la Escupidera. El aire se hacía cada vez más fuerte.


La zona de la Escupidera hay que subirla con precaución, y no solo a los posibles resbalones sino también a las piedras que caen de la gente que va por arriba. Nosotros casi sufrimos un accidente puesto que una piedra casi acierta a dar a Manolo Moreno.


Y por fin cumbre. El Monte Perdido con sus 3355 metros de altitud. La cuarta cima más alta de la Península. Las vistas son inmejorables hacia el oeste. Se ve Añisclo, el valle de Ordesa, toda la linea de cumbres que va hacia la Brecha, el Vignemale, etc. Lástima que una espesa niebla no nos dejase ver hacia el este, hacia Pineta y hacia el corazón del Pirineo (Posets, Aneto, etc).
Foto de cumbre con Manolo Cañizares, Teresa Guardiola, Manolo Moreno y yo. Ascensión prefirió quedarse en Goriz y Fina se quedó en la escupidera.


Bajada por la Escupidera hacia el Lago Helado.


Tras llegar a Goriz sobre las dos de la tarde, recogimos parte de los materiales que habíamos guardado en las taquillas del Refugio, nos tomamos unas cervezas y emprendimos la vuelta a la Pradera de Ordesa, pero esta vez por la Senda de los Cazadores que va justo a media ladera avanzando sin perder ni ganar altura por el lado izquierdo del Valle. Esta vez no bajamos las clavijas ya que conviene hacer, esta vez si, el zig zag que te deja más cerca del inicio de  la Senda de los Cazadores.


La senda, hay que decirlo, se hace larga (sobre todo por el peso de las mochilas), pero es absolutamente maravillosa. Avanza sobre un bosque vertical que casi rompe las reglas de la gravedad. Las vistas son magnificas, sobre todo, cuando se llega a la altura de la Cascada de Cotatuero que tenemos en frente y donde podemos ver la Brecha de Rolando y el Casco del Marboré al fondo.



Foto en el mirador de Calzilarruego.


Bajada por la directisima desde el mirador a la Pradera, donde incluso nos cayó algo de lluvia.


Al final llegamos cerca de las ocho de la tarde a la pradera. Allí nos esperaban Fina y Ascensión, que habían preferido bajar de nuevo por el camino habitual del fondo del Valle.