sábado, 26 de octubre de 2013

UN PASEO POR LA SIERRA DE SEGURA

Un paseo por la Sierra de Segura.


Hace ya algunos años, cayeron en mi poder unos libros de fotografías de Alonso Torrente sobre la Sierra de Segura y Cazorla y sobre el propio río Segura que me cautivaron. Descubrí una forma de describir un lugar de una forma excepcional. Conjugando la fotografía con la narrativa, Alonso nos transporta a nuestra querida Sierra, con sus gentes, sus pueblos, sus paisajes, su fauna. 
No pretendo hacer una mera copia de su trabajo, simplemente, su forma de contar las cosas me ha emocionado por lo que me he atrevido a aportar mi pequeño granito de arena.


Siempre me gustó identificarme con la magia del  paisaje (Puntal de las Buitreras)...


... para buscar su tapiz multicolor (Río Madera)...


... y preguntarle a los gigantes (Horno Peguera)...


... aunque algunos me entristecen.


Buscar aldeas olvidadas (La Ballestera)...


...o pueblos agazapados (Pontones)...


... y surcar las curvas del camino (Los Anchos)...


...para llegar a sitios casi perdidos (Prado Maguillo).


Cruzar ríos (Rio Segura - Huelga Utrera)...


...descansar en sus riberas (Río Madera)...


... y contemplar el  trabajo duro de los hombres... (Cortijo Canales - Río Madera)


...aunque siempre añoro su armonía (Huelga Utrera).


Me gustan los arroyuelos desbocados (Arroyo de La Toba)...


... y los grandes ríos alborotados (Río Segura)...


...y sus más preciados tesoros (Cueva del Agua)...


...los añorados remansos (Río Tus)...



... los grandes nacimientos (Río Segura)...


... y las exiguas fuentecillas (Los Centenares)...


También me gustan los días lluviosos (Camino de las Espumaderas)...



...y los enhiestos puntales (Piedra Dionisia)...


... y por supuesto, la tranquilidad de un merecido descanso (Río Madera).



Descubrir lo desconocido no es una especialidad de un sabio o de un conquistador. No hay un solo hombre que no sea un descubridor. Empieza descubriendo lo dulce, lo amargo, lo salado. Lo cóncavo y lo liso, lo áspero. Los siete colores del arco iris y las veintitrés letras del alfabeto; pasa por los rostros, los mapas, los animales y los astros; concluye por la duda o por la fe y por la certidumbre total de su propia ignorancia.

J.L.Borges

Subiendo a la Sagra.


domingo, 20 de octubre de 2013

BRECHA DE ROLANDO

Brecha de Rolando - Pirineos

9 de agosto de 2013

Manolo Cañizares, Manolo Moreno, Fina, Teresa, Ascensión y Paco.

Cuenta la leyenda que Rolando, un sobrino de Carlomagno, huyendo de la persecución de los árabes en la Península, quedo atrapado ante una pared. Rolando sacó su espada, Durandal, tan famosa como la espada Excalibur del Rey Arturo o la Tizona del Cid, y de un tajo, rompió la pared de la montaña y pudo huir a Francia para poder morir en su patria.

La Brecha de Rolando, por lo tanto, evoca en la memoria de los hombres un halo de misticismo y leyenda inigualable.
Es una ruta clásica de Pirineos, posiblemente, de las más visitadas. Desde el lado francés, una carretera asciende hasta casi el collado de Bujaruelo. Sin embargo, desde el lado español, hay que superar un desnivel de más de 1.500 metros ya que partimos desde Bujaruelo, en el fondo del valle. Es por lo tanto un premio para cualquier montañero. Es ganar una montaña desde su base, desde su origen, abarcando la inmensidad de la ruta.
Partimos de Bujaruelo, junto al Puente de los Navarros, punto de inicio de numerosas excursiones del Pirineo. 
En la Edad Media, Bujaruelo estuvo poblado ya que allí se construyó en el año 1150 el Hospital de San Nicolas por la Orden de los Hospitalarios. Hoy solo nos queda el puente románico, las ruinas de una Ermita y el Hotel - Hospital que actualmente hace funciones de Refugio de montaña.


Inicio de la subida. Al principio, la senda se adentra en un agradable bosque para posteriormente, salir sobre pastos de altura junto a la línea eléctrica que une España con Francia.





Al fondo se puede ver el puerto de Bujaruelo.


Agradables prados de altura que invitan al descanso.


Durante el camino nos cruzamos con rebaños de vacas y de ovejas.


Foto de grupo en el puerto de Bujaruelo, en la frontera entre Francia y España. Aquí Ascensión prefirió darse la vuelta.


Es curioso el puerto de Bujaruelo. Desde España llega uno cansado, pero desde el lado francés, su puede observar un parking al fondo y una pista de tierra que llega hasta el puerto donde numerosa gente inicia la subida al Refugio o a la Brecha. Una vez en el puerto, cogemos una marcada senda, que primero sube y luego comienza a llanear sobre la ladera norte de los Gabietos y el Taillón.
A la izquierda se ve la pista que viene desde el lado francés y el parking al fondo.



Posteriormente la senda inicia una fuerte subida hasta situarse bajo el desagüe del glaciar del Taillón, donde una cadena puede ayudarnos a superar algún que otro paso.





Una vez superado este trecho, llega el primer regalo para los ojos. El circo de Gavarnie, el Refugio de Serradets o de la Brecha, el Cilindro de Marboré y como no, la propia Brecha de Rolando.



Abajo a la izquierda vemos la Cascada de Gavarnie. Encima de la cascada está el Pico de Marboré.




Brecha de Rolando, desde el Refugio de Serradets.


Llegando a la Brecha. Este año hay más nieve que otros años.


El segundo regalo para los ojos. La Brecha de Rolando. Se me viene a la memoria la primera vez que llegué aquí. Íbamos con pesadas mochilas de travesía avanzando desde el lado español ya que veníamos de Goriz. Recordaba la brecha con mucha gente. Al final llegamos al mítico paso, testigo de innumerables historias y leyendas; curiosa y caprichosa formación geológica que sin embargo, produce en la memoria de los hombres un halo de misticismo, de evocación, de triunfo. Yo recuerdo que a mi me produjo una liberación, porque el peso de la mochila me destrozaba la espalda.
 Vistas del lado español desde la Brecha.




TRACK: SI.

FAJA DE LAS FLORES

Faja de las Flores - Clavijas de Carriata y Cotatuero - Pirineos

8 de agosto de 2013

Fotos: Fina Nicolas, Manolo Cañizares, Teresa Guardiola, Paco Solbes

Cuentan que por el año 1881 un cazador ingles encargó a un herrero de Torla la fabricación de unas clavijas de acero para poder acceder a las partes altas del Valle de Ordesa y así tener un mejor acceso para cazar a las cabras montesas que  por allí habitaban. El cazador ingles no pudo estrenarlos ya que tuvo que volver precipitadamente a su país quedando la obra, por lo tanto, finalizada a disposición de otros cazadores. 
También se dice que fueron utilizadas por contrabandistas, arrieros y pastores debido a la intensa relación comercial que había entre las vertientes española y francesa y que debido a la fuerte vigilancia fronteriza que se acentuó a partir del siglo XIX obligó a estas gentes a buscar pasos más complicados y difíciles.
Las clavijas de Carriata y de Cotatuero son más espectaculares que difíciles. Evidentemente, para la gente que no se desenvuelva bien en este tipo de pasos no es aconsejable, pero no son, ni mucho menos, pasos de escalada.

Pero antes de empezar, un par de fotos muy simpáticas de nuestra espera en Torla. Las mujeres a un lado y los hombres a otros.


Y nosotros también.


Y ahora entramos en materia.
Esta excursión es una de las más concurridas de Ordesa, evidentemente estamos hablando de rutas para montañeros, no para senderistas. Se parte de la Pradera de Ordesa y se retrocede unos quinientos metros por la carretera asfaltada hasta un sendero que sale a nuestra derecha y que rápidamente empieza a ganar altura entre un agradable bosque de robles y hayas.



Enseguida se nos aparece ante nosotros las impresionantes paredes del Tozal de Mallo, uno de los iconos de Ordesa, prácticamente inexpugnable desde esta vertiente pero totalmente accesible una vez alcanzada la divisoria.


Una vez salidos de la cobertura arbórea, nos adentramos en una preciosa ladera de flores, que lamentablemente no sabría identificar.



Es impresionante el modelado que miles de años ha ocasionado los glaciares en los valles pirenaicos.



A media ladera existe la opción de hacer la Faja Racón; una faja más modesta que circula por debajo de la Faja de las Flores y que une el Circo de Carriata del de Cotatuero.
Nosotros seguimos ascendiendo en busca de nuestro objetivo, las clavijas de Carriata. Era la primera vez para todos nosotros, y realmente no sabíamos que nos podríamos encontrar. Existe la opción de evitar estas clavijas por la llamada Fajeta, una repisa volada que da acceso a un barranco de fuerte inclinación y que permite rodear las clavijas. Un cartel claramente indica las dos opciones

Inicio de las Clavijas de Carriata.


Inicio de la Fajeta. En algunos tramos hay un cable que te ayuda a progresar.


Al final, escisión en el grupo.  Los Manolos optaron por las Clavijas.


Y nosotros por la Fajeta.



Otra vista de la Fajeta, donde se puede ver una persona en la planicie verdosa de en medio.


Una vez superados estos resaltes, ambos caminos se unen en la parte de arriba, donde ya tenemos las primeras vistas de la Faja de las Flores.


Entrada a la Faja de las Flores.



La Faja de las Flores debe su nombre a la abundancia de la llamada flor de la nieve o Edelwais, sobre todo en la parte que da a Cotatuero. Este es un recorrido muy aéreo que recorre la muralla rocosa del Gallinero; bastante larga con sus entrantes y salientes, a unos 2.500 metros de altitud y con una anchura que oscila desde los 70 centímetros hasta los dos metros y medio de ancho. No presenta ningún paso especial pero no es recomendable para gente con vértigo. Las vistas son impresionantes. Justo en frente de nosotros tenemos toda la senda de los cazadores y la Faja Pelay, asi como el mirador de Calzilarruego.


Edelwais.





A medio recorrido de la Faja de las Flores, Fina, Teresa y yo decidimos volver ya que no íbamos a bajar por Cotatuero. Los dos Manolos si volvieron por Cotatuero.



Buscando la bajada por Cotatuero.


Bajada por las Clavijas de Cotatuero. Mucho más aéreas que las de Carriata.


Al final coincidimos los dos grupos en la Pradera de Ordesa, con la satisfacción de haber surcado una ruta maravillosa, tanto por las vistas como el esfuerzo de superar esos pasos míticos.