domingo, 15 de octubre de 2017

CALAR DE LA CABEZA DE LA MORA

Calar de la Cabeza de la Mora desde Parolix por el Arroyo de la Espinea

Octubre de 2017.

Esto del cambio climático parece que va en serio. Ya llevamos unos años donde se ha impuesto una nueva estación el "veroño", es decir, una prolongación del verano hacia el otoño que cubre los meses de octubre y noviembre y donde parece que no hemos salido de la eterna canícula.
Parece increíble que hace tan solo cuatro o cinco años alcanzáramos los registros de precipitación más espectaculares que se recuerdan en la cuenca del Segura (os acordareis de que incluso en el Embalse de la Fuensanta el agua llegó a alcanzar la cota de los aliviaderos) para llegar al punto de que actualmente estamos sumergidos en una sequía que dura ya dos años, donde ese mismo Embalse de la Fuensanta está totalmente seco y donde el nacimiento del Segura también se ha secado; cosa que no pasaba desde la década de los noventa.
Así con todo, decidimos hacer esta espectacular ruta sabiendo que nos encontraríamos un monte con la vegetación totalmente agostada y con muy poca agua. Con alguna que otra reseña sacada de wikiloc y con la lectura de la web Montañas del Sur iniciamos este recorrido.

La ruta parte desde la Aldea de Parolix. Este es el último pueblo de Albacete, justo en la frontera con Jaen y donde el propio cauce del arroyo de la Espinea es el que sirve de línea divisoria imaginaria; como si a las cabras y a los serranos le importara mucho eso.

Curiosas paredes nos acompañan al inicio de la ruta


Cruzaremos el puente sobre el Arroyo de la Espinea para introducirnos en un carril a nuestra derecha por el propio cauce del Arroyo de la Espinea. Al poco tiempo, veremos a nuestra izquierda una fuente con un grifo y una vereda que allí termina y que será el punto por el que regresaremos a la vuelta.
El camino pronto termina y pasa a ser un difuso sendero que va picando hacia arriba, ganando poco a poco altura sobre el Arroyo de la Espinea que todavía lleva un exiguo caudal.
El avance por este tipo de terreno es complicado ya que la maleza y los arbustos dificultan el paso teniendo que utilizar los bastones o las manos para ir quebrando ramas secas, zarzales y demás familia.

Seguiremos avanzado, siguiendo unas tiras rojas de tela que alguien ha colocado para balizar el recorrido en esta parte hasta alcanzar una pista, también devorada por la maleza que nos llevarás hasta el fotogénico Cortijo de Hoyo Seco, situado en un espolón sobre el propio Arroyo de la Espinea.




Justo enfrente de este cortijo veremos en la otra vertiente los restos del Cortijo de los Centenarejos, la pista que sube a los prados de Juan Ruiz y detrás de todo esto la imponente mole del Calar de la Sima.

Si nos fijamos hacia arriba, en el Arroyo de la Espinea, observaremos unos paredones que parecen cortar el paso de la dirección que llevamos. Hacia allí nos dirigiremos, primero por un camino entre imponentes encinas centenarias para luego pasar a ser un sendero difícil de seguir por la maleza que nos llevará a dichas paredes. Ahora descenderemos un poco para colarnos hacia nuestra izquierda por una espectacular repisa colgada sobre el arroyo. Es posiblemente la parte más espectacular del recorrido.

Lo que llevamos recorrido del arroyo de la Espinea.


Entrada a la repisa






Esa es la repisa por la que hemos pasado. Aunque parezca mentira hay paso.


Los pasos no son difíciles pero hay que extremar la precaución, sobre todo si lo cruzáramos con terreno mojado, con hielo o nieve.
Nada más salir de la cerrada, el valle se abre teniendo justo enfrente de nosotros los llamados Huecos de Bañares que nos llevarían a la cuenca alta del río Tus y el paso hacia la zona de Siles.
Giraremos ahora hacia nuestra izquierda remontando los terrenos de labor para llegar ahora al Cortijo de los Lagunillos (según mapa Alpina); el cortijo de la Espinea quedaría más abajo, en el cauce del arroyo.

Puntal de la Espinea detrás de los chopos.



Cortijo de los Lagunillas



Comienza ahora un tramo de ascenso bastante duro. Nos dirigiremos hacia las paredes que conforman el Loma Rasa para buscar primero un senderillo que sube pegado prácticamente a las paredes para luego transformarse en una vieja vereda que nos depositará en el Portillo de la Espinea.

Al fondo,los Huecos de Bañares camino del Portillo de la Espinea.


En este punto, y viendo lo que nos quedaba, el calor que hacia y la ausencia de viento, comenzamos a percatarnos de lo duro que sería la vuelta. En plenas horas centrales del día, el sol nos castigaba furiosamente por lo que solo quedaba colocarse en modo ahorro y seguir avanzando con paciencia camino del Calar.

Puntal de la Espinea


Desde el Collado ya divisamos la impresionante mole del Puntal de la Espinea, y toda el camino de vuelta; recorrido por el Calar de norte a sur, bajada al collado y luego buscar sendas y pistas para volver a Parolix.

Camino del vértice geodésico en Las Majaicas 1.646 metros.


El recorrido por el Calar es fácil. Pasaremos por una cota coronada con una cruz de hierro para luego dirigirnos sin perder ni ganar altura hasta el pico situado en el lado sur del calar. 
Las vistas son innumerables. Podríamos enumerar multitud de montañas y cimas pero me quedo con todo el bloque del Calar del Cobo con su Puntal de la Misa, el Calar del Espino, el Mentiras, el Puntal de Rodas, la Molata de los Almendros y el Cerro de Miller.

Inicio de la bajada en busca del Collado de la Cabeza de la Mora.



Para la bajada, avanzaremos por toda la arista en dirección este para buscar el Collado de la Cabeza de la Mora, donde tomaremos una pista primero para luego coger algunas trochas y senderos semiperdidos entre terrenos que parecen ser que se quemaron hace ya años y que nos situarán en una nueva pista rodeados de madroños que nos llevará al Cortijo de Besiges. 
Aunque parezca que a partir de aquí ya solo nos restará seguir bajando por pista, nada más lejos de la realidad. Estamos sobre el Arroyo de la Cabeza de la Mora y todavía tenemos que pasar otro valle, el del Arroyo de los Asperones para llegar definitivamente al de la Espinea.
Abandonaremos la pista por una senda que corona un collado y que baja al nuevo valle, el de los Asperones. Ahora estamos rodeados de olivares. Y como nos ha pasado en el caso anterior, volveremos a abandonar la pista para coger otro sendero semiperdido que corona un nuevo collado, pasando por algún que otro campo de olivos para situarnos, ahora si, sobre el valle del Arroyo de la Espinea.
Una tranquila bajada por pista pensando en las cervezas que nos íbamos a tomar nos llevará de nuevo al punto de inicio justo al lado de la fuente que habíamos comentado.