viernes, 11 de diciembre de 2015

SIERRA MAGINA

Sierra Magina - Jaen
Diciembre 2015


Y por fin lo logramos. Muchos años esperando para visitar Sierra Magina y esta vez lo conseguimos.
Todos los 2.000; no era por un afán competitivo o tal vez si, pero ya que estábamos por allí pues fueron cayendo todos.
Me ha sorprendido la sierra. Solitaria, dura, áspera, sorprendente, casi mágica. Rodeada de montañas con mas renombre como Sierra Nevada al sur y Cazorla y Segura al este; Sierra Magina se erige altiva sobre la depresión del Guadalquivir, antigua frontera entre Castilla y el reino de Granada durante dos siglos, que ha dejado en sus pueblos serranos que la rodean, restos de castillos y murallas y esa impronta de tierra de conquista.
Estuvimos alojados en Huelma gracias a las indicaciones de nuestros amigos del Club Montañero de Murcia. Pueblo aceitunero como casi todos los de Jaen. Estamos en plena recogida de la aceituna y cientos de tractores y todorrenos inundan las lomas cargadas de olivos donde parece prácticamente imposible que se pudieran plantar esos arboles en esas pendientes casi imposibles.

Huelma es el típico pueblo andaluz de casas encaladas, de olor a leña, de cervezas y tapas; pero destaca sobre todo su impresionante iglesia-catedral cuya dimensiones no parecen adaptadas a la magnitud del pueblo.


Inicio de la ruta en la Cañada de las Cruces. 



El primer día optamos por hacer toda la cuerda principal de Magina desde la Peña en el sector más oriental de la sierra hasta la Peña de Jaen en el otro lado pasando por el Pico Miramundos y el Pico Mágina que con 2.164 metros es la altitud máxima de toda la sierra.

Llegando al Miramundos donde destaca el refugio vivac de la cumbre.



Vistas desde el Miramundos de la Peña que no es la primera cima que vemos sino la que está detrás.



El terreno hacia la Peña es duro. No hay sendas ni hitos, así que tenemos que buscar la mejor forma de avanzar por un difícil terreno lapiaz y con numerosas sabinas rastreras que impiden que el paso sea cómodo.
Desde la cumbre se divisan varios pueblos serranos, Jodar, Bedmar y Belmez de la Moraleda, conocido este último pueblo por sus famosas caras de Belmez.

La Serrezuela de Bedmar desde la Peña.


Desde la Peña, toca desandar el camino y regresar al Miramundos. Desde aquí y hasta el Pico Magina ya se avanza por sendero totalmente marcado sin perdida ninguna. Ahora disfrutamos de las impresionantes vistas que tenemos hacia el norte y el sur.

Sierra Nevada hacia el Sur


Y el Ponce y el Carceles hacia el norte. Dos de los tres dos miles que haremos al día siguiente.



El Pico Magina no destaca mucho. De todas las cumbres es la menos prominente. Aparece como una modesta cota que se eleva unos metros del resto de la cresta pero es el punto culminante de la cuerda.
La cima aparece concurrida. Todo el mundo está aquí. La Peña se nos ha mostrado solitaria, pero el Pico Magina es el objetivo de todo el mundo y eso se nota.
Y como no podía ser de otra manera mayoría de murcianos. He echado en falta a los alicantinos, esta vez no estaban por aquí. Lo he dicho siempre, ambas provincias copamos la mayoría de todas las béticas.


Desde el Pico Magina enfilamos ahora el último dos mil del día, la Peña de Jaen. Continuamos la cresta hacia el oeste. Desde arriba parece como una prolongación de la cresta sin más.

Hacia la Peña de Jaen


Pero desde la zona de los Prados se nos muestra imponente.


Ahora si descansamos en la cubre de la Peña de Jaen, más tranquilos, sin gente. Toca meditar, pensar, relajarse y comerse el bocadillo de jamón, sin prisas. Llega la hora bruja o mágica y por supuesto, la bajada.

Las antenas del Almaden desde la Peña de Jaen.


Contentos por el logro. Cuatro dos miles; vamos, que un ocho mil se puede decir.



Al día siguiente, nueva tanda de dos miles. Ahora la cuerda situada más al norte de Magina, la que da vistas hacia la depresión del Guadalquivir.
El acceso es precioso. Una pista se cuela hacia el Puerto de la Mata entre un magnífico bosque de encinas y quejigos adehesados. Pasamos por las ruinas del castillo de Mata - Behid, y por la zona de los Prados, donde encinas centenarias y quejigos se entremezclan en un hermoso tapiz multicolor.


Nos situamos unos metros antes de coronar el puerto y comenzamos a andar rumbo al Almaden. Cima fácilmente identificable por las numerosas antenas que en ellas hay. La cima tiene buenas vistas; vemos por fin Jaen y algunas poblaciones más de la provincia como Andujar, incluso se intuye Sierra Morena. Sin embargo, la cima desmerece un tanto por las antenas y la pista que la corona.


La Peña de Jaen detrás de nosotros mientras ascendemos el Almaden.


Y ahora el sano ejercicio de identificar cumbres entre un mar de nubes a nuestros pies. Precioso contraluz.


Desde el Almaden, deshacemos de nuevo nuestros pasos en busca del Puerto de la Mata y  afrontar las dos últimas subidas del día, el Ponce y el Carceles.

El Ponce desde el Puerto de la Mata.


Llegando al Ponce tras una dura subida.

Y es que se las trae. Desde el Puerto tenemos unos 300 metros de desnivel por terreno descompuesto. Solo queda agachar la cabeza y seguir.


Desde el Ponce y con bastante frío avanzaremos por la cuerda en dirección al Carceles saltando vallas de un lado para otro.

Pico Carceles.


Las tres cumbres realizadas, Almaden, Ponce y Carceles.


La bajada se realiza directamente por la interminable loma que desde el Cárceles llega hasta la pista del Arroyo de Prados, siempre pegados a la valla. Una vez abajo, el merecido descanso. Han sido 1.000 metros de desnivel y ahora toca buscar un prado y descansar. Los bocadillos, el agua, algo de chocolate, todo bastante espartano menos nuestro amigo Andrés, mas sibarita, con sus botes de macedonia, sus delicatesen...

Desde la pista, solo nos queda un agradable paseo entre prados y centenarios encinares para llegar a los coches.


Objetivo conseguido.