jueves, 16 de enero de 2014

SIERRA DE LAS CABRAS

SIERRA DE LAS CABRAS (2084 M)

MI PRIMER DOS MIL

12/1/14

No recuerdo cual sería mi primer dos mil. Hace ya bastante tiempo. Seguramente sería Revolcadores, o tal vez  la propia Sierra de las Cabras, o quizás la Sagra, o algún pico de Cazorla, o Baza; quien sabe.
Ese primer dos mil o tres mil, es parte de ese proceso evolutivo de las montañas que te lleva desde esas primeras salidas por las sierras de al lado de casa; de esas salidas matinales para llegar a casa a comer; de ese primer pico que alcanzas y que cuando levantas la vista aparece otro más alto, tal vez Sierra Espuña, o la Sierra de la Pila, o el Carche o algún pico del Noroeste murciano.
Y cuando vuelves a mirar hacia arriba aparecen otros más altos, y entonces quieres subir un dos mil y luego un tres mil y tal vez otros retos más altos. En ese proceso pasas por las sensaciones, por los objetivos, por el sufrimiento, por la amistad y por la total certidumbre de nuestra absoluta insignificancia.

"Hoy, antes del alba, subí a las montañas, miré el cielo lleno de estrellas y le dije a mi espíritu:
- Cuando conozcamos todos esas montañas y el placer y la sabiduría que contienen, ¿estaremos tranquilos y satisfechos?
Y mi espíritu dijo:
- No, subiremos esas montañas sólo para seguir adelante"



Vista de la Sagra desde el pico de la Atalaya.


Las Cabras conforman un curioso saliente de la provincia de Albacete que se introduce hacia el sur, como buscando una salida. A esta zona me gusta llamarla el faro de las cinco provincias. Desde cualquier pico que subamos podemos ver parte de Almeria, Granada, Jaen, Albacete y Murcia; de las cabeceras de los rios Segura y Guadalquivir y de multitud de gpueblos, aldeas y cortijos con alma serrana.

La ruta parte desde una zona un tanto desconocida. Habitualmente se suele subir a las Cabras desde los Cortijos del Mosquito o desde la Fuente de la Carrasca. Esta subida sale desde cerca de la cortijada de la Cañada de Abajo, una vez pasada la aldea de Pedro Andres y después de coger una carretera asfaltada que sale hacia nuestra izquierda nada más pasar el pueblo.

Inicio del recorrido por la pista. Al fondo, el Cagasero, por donde regresaremos.


Cañada de Abajo


La pista de acceso, aunque practicable para los automóviles, es preferible hacerla andando ya que el barro, o la nieve, nos podría ocasionar una mala pasada. Esta zona estuvo durante mucho tiempo prohibida al paso debido a la existencia de una finca de reses bravas que ocupaba toda la vertiente norte de las Cabras. 
Nuestro objetivo es alcanzar un collado que separa el Cacarines de la Atalaya. Para ello andaremos por la pista unos cuatro kilómetros más o menos, pasaremos por unos nogales en una zona conocida como Fuente Carnina hasta alcanzar un cruce de caminos donde tomaremos el camino de la derecha. Este se introduce por la falda de la montaña en busca del barranco del Talón, donde abandonaremos el camino para empezar a remontar dicha vaguada.

El collado, justo en el centro de la fotografía.


Cruce donde abandonaremos la pista principal y cogeremos el camino de la derecha.


Collado al cual nos dirigiremos.


Barranco del Talón.


La subida por el barranco es agradable, se pasa un gran dique de contención de agua y otros más antiguos que ya aparecen colmatados y donde ya se nos aparece más adelante la valla, que posiblemente delimitara el perímetro de la antigua finca de reses bravas y que nos acompañará durante la mayor parte del recorrido.

El collado me trae buenos recuerdos, ya en la distancia, de una excursión con el CUMM de hace ya muchos años ya que desde allí nos dimos cuenta de que no nos daba tiempo a regresar con luz al autobús. Partimos desde los Cortijos del Mosquito y el objetivo era llegar a la aldea de los Chorretites, cerca de Nerpio después de hacer la Atalaya y las Cabras. El autobús nos dejó muy lejos del inicio ya que no podía avanzar por la pista que estaba totalmente congelada. Todo esto, unido a una mala planificación de la ruta, y a un exceso de confianza por parte del guía y de todos nosotros, provocó que se nos hiciera de noche durante el regreso. Nos perdimos, y aparecimos cuarenta personas en Pedro Andres, a más de diez kilómetros de donde estaba el autobús esperándonos. Pero si recuerdo una imagen que no se me olvidará nunca y es una columna de intrépidos montañeros con los frontales encendidos que se alargaba hacia el infinito y más allá como una serpiente multicolor bajo una noche fría y estrellada del mes de diciembre en busca del camino de vuelta.

Llegando a la cumbre del Cacarines.


Desde los Cacarines volveremos sobre nuestros pasos para dirigirnos hacia la Atalaya y Las Cabras.




Algún que otro paso entretenido.


LLegando a la Atalaya.



Desde la Atalaya (2079 m), donde se encuentra el vértice geodésico nos dirigiremos hacia las Cabras (2084 m), la cota más alta de todo el conjunto de la Sierra. Es curioso como en algunas cumbres el vértice geodésico no está situado en la cota más alta. Posiblemente obedezca a que los vértices son utilizados para triangular alturas desde las zonas bajas. Desde Nerpio o Pedro Andres, no se divisa precisamente la cota más alta que es el pico de las Cabras pero si la Atalaya.


Desde las Cabras, y ya con vistas impresionantes de la Sagra y  la Guillimona hacia Granada, del Mentiras hacia el norte, de la Sierra de María hacia Almeria y de nuestro querido Revolcadores y la Peña de Moratalla hacia Murcia, buscaremos una vaguada hacia nuestra izquierda para ir en busca del último objetivo del día, el Cagasero.

El Cacarines a la izquierda; la Atalaya en el centro y hacia la derecha las Cabras. Toda la cuerda que se ve es la que hemos recorrido.


El grupo en el Cagasero.


De nuevo, vistas de Cañada de Abajo desde la cima del Cagasero.


Para bajar se puede coger directamente la cresta que, desde la misma cumbre del Cagasero y teniendo como referencia una cantera y la aldea del Collado de Abajo, desciende hacia la pista que nos llevará de nuevo a los coches.

Curiosa imagen de una penitente durante el camino de descenso.


DISTANCIA: 13,8  KILÓMETROS
DURACIÓN: 6 HORAS Y MEDIA
DESNIVEL: 850 METROS.
TRACK: SI.

miércoles, 8 de enero de 2014

ALMORCHÓN Y PICO DEL CUERVO

ALMORCHÓN (1914 m) Y PICO DEL CUERVO (1833 m)

Sierra de Segura

LA SIERRA SOBERANA

6/1/14

Las excursiones a la Sierra de Segura siempre me han producido una satisfacción personal. Es esa rutina de salir a las siete de la mañana de Murcia, de desayunar  en Barranda, o en el Moral o en Almaciles, marearnos con las interminables curvas del Puerto del Pinar y llegar, después de dos horas y pico de viaje, a Santiago de la Espada o a Pontones para hacer una excursión. Y como no, después de una  ruta de pateo de siete u ocho horas, la cerveza de rigor y su acompañamiento en el mismo Pontones, o en la Matea, o ya en Almaciles, de vuelta para Murcia.
Esta es la vida del montañero, dura pero reconfortante y por supuesto, muy agradecida. 

La subida al Almorchón me trae muy buenos recuerdos de hace ya más de diez años. Fue una de las primeras rutas que hicimos con el libro de Juan Carlos Garcia Gallego "Excursiones por el Sur de España". En aquellos tiempos no teníamos todavía el GPS por lo que utilizábamos los mapas de 1:25.000 del IGN y las excelentes indicaciones de Juan Carlos en su libro y de esas descripciones casi  novelescas como es el caso de las  "sendas ganaderas de deliciosa textura salvaje antiguo paso de acémilas" y otras más que siempre me han resultado muy clarificadoras.

El Almorchón, al fondo.


Para realizar la ruta, aparcamos el coche en la aldea de La Matea, justo antes de salir del pueblo en dirección a Don Domingo y tras pasar una pensión, en una calle con fuerte pendiente a la izquierda de la carretera. La idea es hacerla circular, variando un poco la ruta de Juan Carlos para volver por las aldeas de Los Teatinos y Los Atascaderos.
Siempre me ha resultado gracioso como se nos acercan las personas que viven en estas aldeas  cuando  nos ven aparecer. Parece como si no hablarán con nadie y estuvieran deseando que alguien nuevo llegue al pueblo para hablar. "¿Y de donde sois vosotros?", "¿Y a donde vais a ir?", "pues yo tengo familia en Murcia", y muchas más preguntas y comentarios.
- "Caballero, puedo dejar el coche aquí donde lo he puesto", le pregunto al señor ya que había aparcado el coche delante de su casa.
- "No hay problema, pero si lo aparcas enfrente mejor", me dice el señor, defendiendo su espacio vital.
Nada más salir de la calle por la parte de arriba, cogemos un carril que, paralelo al río Muso, nos llevará a una zona recreativa, para incorporarnos poco después a la carretera que va a Don Domingo. Andaremos por ella unos 300 metros para coger un carril a nuestra derecha que se introduce hacia la Majada de las Cabras.




Mientras ascendemos por la pista podemos ver a nuestra izquierda las casas encaladas de la  aldea de Los Cañuelos.



Justo al llegar a los primeros cortijos de la Majada de las Cabras, abandonamos el carril para pasar por delante de las primeras casas semiderruidas y llegar a una nave de nueva construcción. Remontaremos la ladera hacia una era y desde allí nos dirigiremos, entre la retama, hacia la derecha, para introducirnos en un pinar de repoblación y alcanzar un collado que separa el Barranco de los Aguilones del Barranco del Cuervo.


Desde el collado, remontaremos la pendiente de roca para alcanzar una senda justo donde empieza de nuevo el pinar y que se introduce, entre un esplendido bosque de encinas, al cauce del Barranco de los Aguilones. Subiremos por el eje del barranco, acompañados del agradable sonido del agua, entre chopos desnudos hasta alcanzar una toma de aguas y alguna que otra presa de contención. Supongo que en otoño este sitio tiene que alcanzar su máximo esplendor, o en primavera, cuando el tapiz verde de las hojas inunde el paisaje. Este año trae más agua de como yo lo recordaba. Andar por la ribera de cualquier arroyo es un placer para los sentidos. El tintineo del agua, la vegetación (menos los rosales), los colores, etc, saturan los sentidos.







Para dejar el barranco, tenemos que prestar atención a nuestra izquierda, según el sentido de la marcha, para localizar una pared o espolón característico. Justo en ese punto, remontaremos hacia la derecha la ladera para buscar un sendero entre el pinar que nos llevará hacia la cabecera del Barranco y donde tendremos ya las primeras vistas del Pico del Cuervo.


Pico del Cuervo.


Para alcanzar la cumbre del Pico del Cuervo, abandonaremos la senda justo al pasar la vaguada para remontar directamente sobre los tajos del Pico. Las vistas son impresionantes desde la cumbre, ya que el Pico del Cuervo aparece como un faro, en medio de la inmensidad de montañas de la Sierra de Segura y de los Campos de Hernan Perea.

Vistas hacia el oeste del Palomas (a la izquierda) y del Banderillas (a la derecha).


Vistas hacia el sur de la Sagra.


Vistas hacia el oeste de la Cuerda del Polvo y el Almorchón al fondo, hacia donde nos dirigiremos.


Bajaremos del Pico del Cuervo por el lado oeste, para bordear la cima por debajo y dirigirnos hacia una balsa con agua y la famosa pista de aterrizaje que aparece reflejada en los mapas de Alpina.


Avanzaremos por la Cuerda, para dirigirnos a un pinar de repoblación, donde, por encima de él, veremos una senda que en suave ascenso y con vistas hacia el lado de La Matea, se dirige hacia el Almorchón.


Vistas del Almorchón.


La senda llega hasta un collado donde tendremos la opción de remontar directamente la cuerda para llegar a la cresta o proseguir por la senda un poco más para ir ganando altura poco a poco hasta llegar a la cumbre. En nuestro caso, optamos por la segunda opción, ya que el fuerte viento que hacía en la cresta era muy molesto para avanzar por ella.


Cima del Almorchón, con un fuerte viento. El Yelmo está detrás de nosotros, hacia la derecha.


Para la bajada, tomaremos como referencia una gran planicie mirando hacia el sur y el barranco de los Canales situado a su derecha. Descenderemos la empinada ladera hasta alcanzar la primera linea de pinar de repoblación. La atravesaremos derivando la marcha un poco hacia la derecha para llegar hasta el cauce del barranco. Este cauce se encañona en un pequeña cerrada que podremos evitar por su lado izquierdo, para llegar cerca del Cortijo de Las Mesillas. Desde allí, volveremos a recuperar el cauce del barranco para localizar una fuente en la otra vertiente.

Vistas de la Guillimona y del Pinar de la Vidriera desde la cima del Almorchón.




Estrechamiento del barranco.


Llegando al Cortijo de las Mesillas.



Desde el Tornajo, una senda baja por el lado derecho del barranco para convertirse en una pista, la cual seguiremos justo hasta un claro giro hacia la derecha, en una zona de cata de tierras. En este punto, giraremos hacia nuestra izquierda, bajando por la ladera para buscar el cauce del Barranco de los Canales, que nos llevará, entre chopos y cortijos abandonados, hasta la aldea de los Teatinos.


Desde Los Teatinos iremos hacia la aldea de los Atascaderos para localizar una pista de tierra que nos llevará hasta La Matea.
- "Señora, hay algún camino para llegar a La Matea desde aquí". Preguntamos a un grupo de gente.
- "Por toa la verea abajo, dándole la vuelta a las casas". Nos dice la mujer, con un tono de gran seguridad, como el que lleva viviendo aquí toda la vida.
Es curiosa la quietud y la armonía de estas aldeas. Ningún ruido, ningún sonido extraño. Todo está en orden. El perro que nos ladra; el gato que nos mira como si nos perdonara la vida; las gallinas correteando libremente por la calle custodiadas por el gallo; la madera apilada bajo los aleros de las casas y por supuesto la gente. Gente mayor, no se ven jóvenes. Dura vida para todas estas personas.
El sol ya está bastante bajo, por lo que nuestras sombras alargadas parecen acariciar el horizonte. La temperatura no es baja pero entiendo que cuando el sol se esconda aquí debe de caer una buena. Pronto reinará el silencio.

Duración: seis horas.
Distancia: 18 kilómetros.
Desnivel: 875 metros.
Track: si.